WALTERIO
IRAHETA EXPONE EN SOL DEL RIO
"En un lugar del alma, entre muros de olvido..."
Claudia Lars
"En
el vértice extraño donde anida el recuerdo..."
Francisco Andrés Escobar
Es un ladrón de olvidos. Fascinado, seducido y obsesionado
por la nostalgia dormida en cada fotografía antigua que
logra robarle al tiempo. Su diálogo con los recuerdos propios,
ajenos e imaginarios no quiere y no puede terminar aún.
A Walterio el pasado le habla al oído y al corazón.
Este
joven pintor salvadoreño, reconocido ya por su "amor
por lo clásico pero sin desechar lo moderno", ha evocado
nuevamente la magia del tiempo preso en una fotografía
y ofrece una obra que consigue ampliar este lenguaje tan propio,
tan suyo, pero tan universal a la vez.
Hay
otros talentos, otras sensibilidades, emociones y sentimientos
ajenos que convergen, se suman y vibran en estas telas. En su
afán de apropiación y en su incansable búsqueda,
Walterio entreteje: "la violencia bella sobre el lenguaje"
de una poesía inédita; la presencia y el sentimiento
de los personajes de las fotografías que utiliza; el trabajo
y la intención de quienes las tomaron y las hicieron; toda
la faena de otros implícita en la elaboración de
la página de un libro; e incluso, la obra de otros dibujantes
como él.
Al
reunir y disponer todos estos elementos, el artista asume una
postura tan abierta y libre, en contacto con sentimientos y emociones
tan intensas e insaciables, que lo capacita para aprehender la
esencia del ser y hacer de otros creadores, no sólo con
el propósito de unificar esas expresiones y volverlas íntimamente
suyas, sino también, y tal vez involuntariamente, las libera
de la vulgarización a la que la mayoría de individuos
las condenan. Es así como en sus obras el espectador casi
puede oler, gustar, ver, tocar y escuchar el tiempo que ya no
existe.
Este
creador al rescate de recuerdos vuelve su mirada a lo que fue,
dispuesto a recibir, casi a devorar, un cúmulo de experiencias
y vivencias que otros rechazan y desechan, pero que él
aprovecha para alimentar su ser humano y su ser artista.
Sin
duda, a Walterio le gusta respirar recuerdos...
Lucía
León, San Salvador, Junio del 2000.
|